lunes, 30 de abril de 2018

Creo que llamas tanto la atención y eres tan especial para los ojos del espectador porque eres un protagonista. Eres esa clase de persona. Tienes esencia y espíritu. El espectador quiere poseerte porque no puede ser tú. Eres como Tayler Durden. Pero yo soy como Marla, sabes? Soy ese personaje extraño que aparece de vez en cuando. Tremendamente triste y solitario. Un poco loco pero bonito. Soy la Jenny de Big Fish. El mundano espectador apreciará mi belleza o me juzgará loca. Intentará poseerme por morbo. Pero jamás querrá ser yo. Es la magia de lo roto. La destrucción en si es bella pero nadie quiere estar roto. Es mejor ver como lo hacen otros. Es la posibilidad que le da el segundón de la película de hacer que el espectador mundano juegue a ser héroe diciendo "Tranquila, no estás sola. Yo te salvaré". El protagonista jamás se fijará en el personaje extraño y solitario. Edward Bloom, como buen protagonista, se fue a enamorar de una mujer hecha con luz resplandeciente. Hermosa. Como buen héroe con su princesa. Como debe ser. Tal vez por eso idealices el amor. Porque debe ser grande como tu esencia. Porque así debe ser. Grande y reluciente. Es el amor que te mereces, de cuento de hadas. Es el premio que te corresponde por haber pagado el alto precio de ser protagonista. El más duro de los caminos. Y llegará.
Yo esperaré en las sombras y me ceñiré al guión.
Soy la princesa de la alcantarilla.

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